La Marca va más allá de ser sólo la identificación comercial fundamental o el conjunto de identificadores con los que se relaciona y se ofrece un producto o servicio en el mercado.
Es uno de los atributos más importantes que posee una empresa (por no decir el más importante en muchos casos) por el que se le da valor a la empresa en sí misma y a lo que vende y representa. Y además, la marca inspira lealtad, lo que genera seguidores capaces de perdonar cualquier error y de comprar el producto pese a otros productos similares o mejores del que ya se ha escogido. No es que se carezca de criterio de compra, es que esa marca ya le ha proporcionado al consumidor una satisfacción a mayores de las necesidades que pueda cubrir el producto o el servicio demandado (o lo ha hecho con alguien que conozca). Y eso es una garantía para quien posee un tesoro de esas características.
Aunque llegar a ser una marca top lleva su tiempo y esfuerzo. Y una de las tareas más importantes es conseguir que se vuelva inolvidable. Además no pensemos que lograr tal reconocimiento viene rodado. Y aquí es donde el marketing de la marca sumará un plus vital para generar esa magia intangible del éxito. Las grandes marcas han sido siempre muy hábiles para llegar a quienes podían comprarles, fidelizar sus clientes y ‘robar’ los clientes de la competencia. Cada gran marca tendrá su ingrediente con el que se coronó en lo suyo (en ocasiones un producto que se hizo estrella, en otras un talentoso eslogan imperecedero, un vídeo viral en las redes sociales, acciones solidarias, participación en determinados eventos,…).
Si una marca logra crear un universo en el que el consumidor vea más allá del mercado, incluso que llegue a comulgar con unos determinados valores personales y de estilo de vida, habrá conseguido un inestimable valor.
Y a ti, ¿te gustan las marcas?